Argentinos en extinción: Aguara guazu
30 agosto 2011
El Aguará Guazú (Chrysocyon brachyurus)es un mamífero carnívoro de la familia canidae que ha sido declarado Monumento Natural de las prov. de Corrientes y Santa Fe con el fin de proteger y permitir la recuperación poblacional de esta especie en riesgo de extinción
Según los registros fósiles la especie parece haber evolucionado en la región del macizo brasileño central. A principios del siglo XX el aguará guazú se extendía desde el Mato Groso alcanzando parte de Uruguay y el norte de la Patagonia. Actualmente su población se distribuye en centro, noreste y sur de Brasil, pampas peruanas, chaco boliviano y paraguayo, noreste y centro de la Argentina.
Su hábitat son las sabanas arbóreas, los pastizales altos (chaco, pantanal, pampas, caatinga) monte, cerrado brasileño, áreas abiertas de transición y planicies onduladas.
El aguará guazú es corpulento si se lo compara con otros cánidos silvestres, aunque por sus largas patas posee un aspecto bastante desgarbado similar al galgo. Alcanza los 75 cm de altura a la cruz, y hasta los 130 cm de longitud, a los que hay que sumar unos 40 cm de cola. Puede llegar a superar los 20 kg de peso. El pelaje es largo y tupido, de color anaranjado rojizo, más largo en la región del cuello, con el vientre más claro. Presenta marcas negras en el hocico, las extremidades y a lo largo de la espina dorsal, así como otras blancas en la garganta, el interior de las orejas y ocasionalmente en el extremo de la cola. La cabeza es alargada y pequeña en relación al tamaño del cuerpo y sus grandes orejas le son útiles para disipar el calor. En cuanto a comportamiento sus hábitos son crepusculares e incluso nocturnos. Su alimentación es omnívora, alimentándose de frutos y raíces tiernas; no obstante es un buen cazador. Forma pareja estable aunque es de hábitos solitarios. Es altamente territorial.
El aguará guazú no constituye riesgo para los seres humanos ni para el ganado, no obstante lo cual ha sido intensamente cazado debido a temores infundados que vinculan al tímido Aguará guazú con la leyenda del lobizón.
La retracción de su hábitat por avance de la frontera agrícola, la construcción en manos privadas de infraestructura a los fines de ampliar las superficies aptas para la agricultura o la provisión de agua, tal como la represa sobre el Ayuí Grande planificada por el vicepresidente de Clarín; junto con la caza son los principales peligros que enfrenta el aguará guazu y que lo ponen en situación de especie en riesgo. Su desaparición no solo implica una merma en la diversidad biológica de nuestro país, que vería extinto un argentino bien originario; sino que se perdería un importante referente de la cultura de los pueblos originarios, afectando su cosmovisión.
Los pocos ejemplares que sobreviven hoy en día están en el este de Chaco y Formosa, en Corrientes y en el norte de Santa Fe. Si todavía existe en Misiones, Córdoba y sudeste de Santiago del Estero, su presencia es solamente relictual. El Aguará Guazú es una especie protegida por leyes provinciales. Es Monumento Natural de las provincias de Corrientes y Chaco (Ley Nº 4.358/96-Ley 4.306) declarado en este sentido a los fines de
- Lograr su protección y recuperación numérica.
- Establecer veda total y permanente para la caza de estas especies en toda la provincia
- Prohibir su captura por cualquier medio, el acosamiento, persecución, tenencia,tránsito y/o comercialización de las especies vivas o muertas, de sus despojos o elementos elaborados con éstos.
- El Aguará Guazú en la cosmovisión indígena
En la cosmovisión Kom o Komlek (tobas) el aguará guazú es llamado Kalak y es considerado una teofanía, manifestación de una deidad, en este caso de Kalak Lta o Chayksat Lek; el señor del aguará guazú, que es a su vez el señor de los palmares. La cosmovisión Kom vincula fuertemente cultura y naturaleza lo que genera un profundo respeto por el medioambiente y por de los animales que el viven.
Tras la llegada de los europeos se produce la incorporación sincrética de elementos de la cosmovisión europea a la cosmovisión indígena; así el aguará guazú pasó de ser un animal venerado y protegido a un animal temido al asimilárselo al lobizón. La superstición del lobizón es de origen europeo y mantiene la creencia que el séptimo hijo varón al llegar a la adolescencia se transforma, tras girar tres veces sobre su cuerpo, en lobizón los martes y los viernes por la noche. Esta superstición operó negativamente sobre la supervivencia del aguará guazú pues la gente en su ignorancia procedió a matarlo con la creencia que eliminaban al lobizón
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