Pelé y el Santos

29 enero 2008


Por R.An.Di

La mente de un GENIO, en el alma de un GUERRERO y físico de un SUPERATLETA olímpico. Más que la autoridad de un rey, la presencia de un Dios. Y tal vez, aún lo más importante, un enorme, generoso y sensible corazón de ARTISTA ¿Será cierto que existió una criatura así?


De varios de los mayores equipos del mundo en varios países durante mas de 40 años, sabia DRAGON. Del mismo año que los otros revolucionarios Lennon y Bruce Lee. Dragón, al igual que Friedenreich, José Manuel Moreno, Didí, Roger Milla, Vam Basten, Laudrup, Ronaldo, Raúl y Agüero. ESCORPION. Como Garrincha, Maradona, Francescoli, nuevamente Vam Basten, y equivalencia astral como Cruyff, Tostao y Luis Suárez.

Estoy cerrando los ojos. Hoy, ya sé, que solamente las obras de arte son inmortales, pues no es solo esa con-moción cuando penetran por los sentidos, es además que hacen raíces en la razón, y así nunca más salen de la memoria. Será por eso que estoy cerrando mis ojos, y el flash nuevamente sucede.

Soy pequeño todavía y estoy feliz con mi padre en una noche agradable de verano, encima estoy en un gran estadio de fútbol. ¿Pero que esta sucediendo allá abajo? Son dos equipos jugando y creo ya sentir placer al ver como tratan la pelota. Pero algo es extraño, algo electrifica cada tanto la atmósfera y la carga de tensión. De asombro, de alegría. Murmullos, gritos, saltos, cantos, aplausos se entremezclan sobresaltando permanentemente mi atención, potenciando la creciente excitación. Hasta que lo identifiqué. El N° 10 de los vestidos de blanco esta jugando a otra cosa, y a pesar que el equipo de negro y amarillo, cada vez consigue controlar más la pelota, no consiguen controlarlo a el. Entonces, inevitablemente sucedió: ¿Papá quien es él? Mi padre con sus enormes ojos color turquesa miro directo a los míos y solo dijo: “Eso es el rey Pelé”. Desde entonces voy por el mundo, como no podía ser de otro modo, esclavo del Rey, mendigando gramos, migajas, del arte que ahora dicen que muy de tanto en tanto todavía cae de alguna mesa de ese juego que continúan llamando fútbol. Mientras tanto, sabiamente, desde entonces, todo lo que cayo en mis manos relacionada a ÉL...quedaba conmigo.

La vida me fue haciendo hombre y sé que ahora, prácticamente globalizados de prepo, el respeto por las expresiones regionales o individuales sé esta complicando. Para ser buenos y previsibles consumidores globales cuanto más estandarizadas las culturas mejor, siendo ese solo uno de los cuantos modos en que el dinero comienza a asfixiar al arte. Los 60 no volverán. Será por eso que ahora después de los “juegos”, sobretodo sudamericanos, de esos saldos de vidrieras a los que llaman equipos, siendo generalmente en verdad casi siempre solo exhibiciones de maratonistas, cada vez más cierro los ojos y voy en busca del tesoro guardado en mi memoria.

“Eso es el rey Pele”. Yo había preguntado quién, mi padre arquero del Real de Madrid legendario, multicampeón de España, Europa y del mundo y antes bicampeón de América con la Selección Argentina, siendo además también arquero y manager uy bien lo que decía, y respondió perfectamente. Yo muy joven aún había preguntado equivocado. Eso allá abajo no era normal. No era simplemente un hombre más u otro gran jugador. Era otra dimensión. Un Dios jugando no solamente con la pelota, sino también con el tiempo y el espacio, decidiendo él lo que iba a suceder con todo. Hipnotizando adversarios, al estadio entero. Eso allá abajo era Pelé en uno de sus habituales estados de gracia, improvisando arte. Eso allá abajo...era demasiado.


Luego, a partir de fines del 68 no me perdía ninguno de sus partidos, perdón, exhibiciones, en el Maracaná, y fui de nuevo bendecido siguiendo muy de cerca todo el glorioso proceso del 69-71. 37 años después de aquella primera vez, ya como investigador y analista futbolístico, fui también requerido del Brasil como asesor técnico, corrector del guión y asistente de la dirección del largometraje documental sobre su vida, para intentar explicar y describir su arte y consecuentemente evaluar los criterios y enfoques artísticos de la obra. Más de 6 meses de contacto y selección del material a utilizar, entre cientos de horas de archivo visual que durante 5 años se recopilaron en todo el mundo, terminaron de revelarme la verdad.

Una tarde cualquiera en San Pablo, volvieron imprevistamente al primer plano de mi mente los constantes relatos detallados de mi padre, y sobretodo mi abuelo, sobre los 12 años que vieron en acción al paraguayo Arsenio Pastor Erico, inspirador de Alfredo Distefano, jugando en Argentina. Erico fusionaba su juego con Puskas y también con el otro compañero de mi padre, ahora en el Flamengo, ese dibujo animado llamado Garrincha o Maradona que es lo mismo. Finalmente comprendí. PELÉ ERA TODO...ERA UN CÓCTEL DE LOS MEJORES ESPECIALISTAS QUE EL FÚTBOL CONOCIÓ, MANEJADO POR EL CEREBRO DE UN GENIO.

Ya todos sabían desde el verano europeo de 1958 que las cosas no eran más como habían sido, que había un antes y un después, que ESO era diferente. ¿Pero porque tan diferente, porque tan lúcido, tan humillantemente superior? Voy a intentar con las limitaciones de las palabras y de mi propia capacidad describir al GENIO DEL INGENIO y al ingenio del genio. Al hombre del FÚTBOL ZEN, esencial, químicamente puro. ¿Qué estaba detrás del multicampeón, qué hizo posible al súper goleador?

Talento sí, obviamente tenia enorme talento, más aún. TALENTO SUPREMO en cada uno de los atributos convenientes para jugar al fútbol. La inteligencia táctica-estratégica de Distefano, Hidegkutti, Didí, Bozick, Cruyff, Platini, Valderrama o Riquelme. Tal vez también como Pedernera, a quien lamentablemente no vi. El remate de pie derecho de Eusebio o el mismo Platini y de izquierda de Puskas, Pepe o Rivelino. El cabezazo de Sandor Kocsis, o Erico, con su misma agilidad, aunque de diferente técnica de impulso. La velocidad y el cambio de ritmo de Cruyff o Bobby Charlton, con la habilidad de Garrincha, Maradona, al igual que su raza y orgullo de escorpiones, pero con la serenidad y frialdad de Vam Basten o Romario y la potencia de Rhan, Kempes, Gullit o Ronaldo, más el olfato goleador, la voracidad y el sentido de la oportunidad de Puskas, Gerd Muller, o Paolo Rossi. Pero con la elegancia y la gracia de Beckenbauer, Elías Figueroa, Didí, Rivera, Schiaffino, Overath, Falcao, Francescoli, Zidane y obviamente Platini. La explosión de Gento, con el freno de Garrincha o Conti. La imaginación del mismo Garrincha, Sívori, Best, Maradona o Ronaldinho, con la simplicidad de Zico. La personalidad, el temple y el coraje de Obdulio Varela. Absolutamente muy completo, seguramente como Zizinho, Antonio Sastre, José Manuel Moreno, Ladislao Kubala y obviamente Distefano. Con su mismo espíritu de lucha, sabiduría y disciplina, pero además y por encima de todo eso, GENIO CREADOR. INVENTOR CONSTANTE y PERMANENTE y por lo tanto I-N-C-O-M-P-A-R-A-B-L-E. PELÉ PODIA HACER, E HIZO, LO QUE HICIERON TODOS ELLOS...NINGUNO PODIA HACER TODO LO QUE HACIA PELÉ.

¿Cuáles eran entonces los recursos de Pelé? TODOS. Todos los tiempos, los espacios y las velocidades. Todos los perfiles, fintas y amagues imaginables...o no. Un permanente arsenal infinito de renovadas sorpresas. Y lo más importante el arte supremo de la decisión del momento preciso para utilizar cada una de ellas...¡O varias juntas simultáneamente de ser conveniente!


TÉCNICAMENTE INSUPERABLE. Tal vez sólo Erico, Moreno, Zizinho, Garrincha, Sivori, Maradona y Romario posiblemente hayan llegado parcialmente a su nivel, pero Pelé a diferencia de casi todos ellos nunca dió ventajas y por lo tanto, al margen de su genio, no necesitaba ser esclavo de su técnica excepcional. Ciertamente siempre fue un medio, jamás fin. Cuando el genio decidía cambiar su arte porque momentáneamente sentía que debía arriesgar precisión para ganar explosión, lo hacía vertiginosamente y lo mismo a la inversa. Aunque fuera el próximo segundo. A diferencia de Sivori, Garrincha, Best o Maradona, no le importaba perder brevemente el control de la pelota, su increíble fútbol iba mas allá de la supuesta verdad de la necesidad de conservar el balón. Y lo normal es que los jugadores, sobretodo del tercer mundo quieran tener la pelota, probablemente su único juguete desde la infancia, ya que en definitiva, por más que les digan profesionales, ellos intuitivamente continúan jugando. Pero Pelé hasta lograba evitar esa lógica tentación. El “negocio” del genio-maestro de la pelota, era la pelota en la medida del control de la ecuación espacio-tiempo, sobretodo, allá en el área. Técnica extraordinaria sí...pero si fuera preciso. A diferencia de la mayoría de los jugadores con enorme técnica y control de pelota que sienten que precisan tenerla y sentir confianza al hacerlo, el GENIO-SABIO ya sabía que era de el, no precisaba sentirlo, ni demostrarlo ni demostrárselo como en los picados de su niñez. Podía pasar muchos minutos aparentemente sin participar, observando, ahorrando energías, estudiando el juego hasta el momento preciso, como el depredador agazapado aguardando todo el día a su presa. Y a pesar de eso cuando el momento surgiese, tal vez el GENIO-ARTISTA determinase en ese instante que hasta ni siquiera entonces fuese preciso tener la pelota. Para él, que conocía tan profundamente la última y verdadera esencia del juego, en su fútbol de claridad zen, podía ser más devastador sacrificar la tenencia de la pelota para obtener más espacio-tiempo los próximos segundos como hizo con el arquero uruguayo en México 70.

FISICAMENTE OLÍMPICO. Excepcional. Armónicamente fuerte, elástico y veloz. 100 metros en 11 segundos. Freno instantáneo. Visión periférica óptima, reflejos inmediatos. Coordinación nerviosa y muscular perfecta. Como Erico increíble sentido del equilibrio, y también con su salto de cine holywoodense.

Pero más que del artista o de su estrategia individual, deberíamos hablar de MAGIA, pues siendo rey de la improvisación, MAESTRO DEL ENGAÑO, de la ilusión, huyendo de la realidad también como Garrincha, Best o Maradona, increíblemente y al mismo tiempo, MAESTRO DE LA DISCIPLINA. ¡En el mismo momento, en la misma jugada! ¿Lógico o ilógico, cual era Pelé? Los dos. El blanco de su camisa y el negro de su piel. Ying y Yang. TAO DEL FÚTBOL. Ataque-defensa, creación-ejecución, organización-concreción, fuerza-fineza, tierra-aire, izquierda-derecha. TODO ERA POSIBLE EN ÉL, por más que fuese al mismo tiempo ¡en el mismo segundo! Donde debería haber conflicto surgía armonía, su enorme inteligencia hacía el milagro de la versatilidad suprema, siempre en los límites ¿Esquizofrenia? No, él volvía. Mejor genio bailando en la fronteras de la razón. Los opuestos jugando alegremente en su fantástico cerebro. Sin lucha, sin conflicto, naturalmente. GENIO...simplemente GENIO.

MENTE DE GENIO, sin duda alguna ¿Pero además, que tipo de genio? No genio de planeamiento con tiempo para rehacer o mejorar sus obras. No genio de ocasión o esporádico. No. Genio instantáneo. Genio de inspiración repentina y permanente, inventando arte segundo a segundo si fuese preciso. GENIO DE LO FUGÁZ, SIN POSIBLIDAD NINGUNA DE VOLVER SU MIRADA SOBRE EL PENTAGRAMA, EL LIENZO O LA FÓRMULA. Sin ninguna oportunidad para arreglar su creación. Genio en la verdad del área donde nunca hubo tiempo-espacio, donde es preciso entonces crear deprisa mucho y mejor arte. Genio famoso, luego, siempre bajo presión constante escénica y adversaria, contra tenaz y permanente oposición, y sin al menos la posibilidad del uno contra uno ¡De modo alguno! Con hasta medio equipo que, conociéndolo, intentaba muchas veces evitar lo inevitable. Imaginen la velocidad de su mente

¿Para qué a los 14 años en lugar de rematar al arco de taco, voy a darme vuelta perdiendo tiempo y arriesgando que me marquen si ya estoy mirando nuestro propio arco distante 80 metros y ya tengo la referencia para hacer el gol en el contrario? ¿Quién dice que no se puede ser el goleador el equipo y definir un mundial a los 17 años, por más que sea incluso hasta la final contra el equipo local? Le van a hablar de personalidad a un sabio-genio de 17 años? “El defensor esta llegando, estoy ya en el área, la pelota esta en el aire y hay barro en el piso ¿Será momento para un sombrero? ¿Esperara otro su compañero que llega en su auxilio? ¿Será mucho otro más para un tercero? ¿Y un cuarto para el arquero antes de hacer el gol? ¿Por qué no voy a encarar desde el medio campo a todo el equipo mexicano que me esta aguardando bien parado en defensa en el primer partido del mundial 1962, y hacerles el gol, quien o que lo podrían evitar? ¿Quién dice que no se puede, ocho años después y también en otro mundial, 10 metros atrás del medio campo rematar al gol desde 65 metros? ¿Y porque no voy a inventar también al patear penales cambiando el ritmo, o al mantenerme suspendido en el aire desafiando y venciendo a la ley de gravedad al enderezar el cuerpo solo al final en el momento del cabezazo brutal, cuando la ley gravedad se tuvo que conformar solo con doblegar a mi marca? Pregunten a Burnigch, especialista en marcación italiano, que sucedió, y si luego de la final continuó pensando que Pelé era sólo de carne y hueso ¿Quién dice que no se puede driblar a toda velocidad 80 metros con la pelota de área a área, sin que más de medio equipo lo pueda evitar, pregúntenle al Fluminense de 1961? ¿Y al River de 1965? ¿Por qué no mejor a 7 jugadores del multicampeón francés Stade Reins dentro del área en 5 metros cuadrados y hacerles el gol, a comienzos de los 60? Y a los 33 años en el Maracaná en el juego de la gratitud. ¿Para qué controlar la pelota ahora, si allá detrás no hay nadie y mis marcas piensan que lo voy a hacer ahora? Y un segundo después, porque no se puede aprovechar los cuerpos de los rivales para usarlos de pared, como cuando jugaba descalzo en la calle ¿Y que hay de las piernas del juez, porque no aprovecharlas también cuando los rivales comienzan a sospechar que lo anterior no es accidental? ¿Cuántos más quienes, cuandos y porques? DE ESA DIMENSION MÁGICA ES LA MENTE DE PELÉ.

Mas de 20 años aterrorizando defensas, simplemente por nuestro miedo animal y primitivo ante lo desconocido, lo imprevisible, esparciendo permanentemente la sensación de peligro inminente, del aroma a adrenalina. Sembrando asombro, estupor, electrizando estadios, maravillando al mundo. IMPROVISANDO CONSTANTES DESVASTACIONES ESTÉTICAS. Ayudándonos a todos a diferenciar a cada instante al arte del talento, y al genio del arte. Pero cuando su arte-genio no bastaba, su equipo no tenia un buen día, o intentaban detenerlo pegándole, casi del único modo posible, surgía el ALMA DE GUERRERO. El escorpión herido, muchas veces solo en su orgullo, movía la cola para matar o morir. Pero sólo su corazón calentaba, su mente continuaba fría. No dejaba de ser dragón. El tao del fútbol destruía creativamente. El genio-guerrero no mudaba sus armas, ni alteraba su estilo. Ni para luchar perdía su clase, conocía el modo y el momento exacto. Y era letal.

Pero cómo no se puede hablar del genio ni de su mente, sin hablar del hombre ¿Cómo es el hombre? Simple, muy simple. Claro...como el agua, como el libre fluir de su genio creador y esa misma imposibilidad de atraparlo, esa misma vuelta constante a las rudezas de las piedras o del área. La misma tenacidad por potencia o sutileza para llegar a la playa-área evitando los obstáculos. Con esa relajada libertad que se daba y sentía sin miedos, para simplemente CREAR PARA JUGAR.



Muchos intentamos hablar del fenómeno Pelé, pero en realidad la gran explicación creo que nace verdaderamente de su enorme pasión por el fútbol. Nada podría haber sucedido sin esa gran pasión, ese enorme amor por este maravilloso e imprevisible juego.

No se puede adorar por igual dos dioses al mismo tiempo, siempre acaba ganando uno. EL DINERO MATA AL ARTE. El corazón de Pele siendo muy pequeño escogió su camino. Al final de cuentas el arte es tan valiosa y escasa que lo otro inevitablemente llega. Su corazón, su enorme, valiente y generoso CORAZON DE ARTISTA. Dió siempre todo sin medida, sin guardarse nada ni en su querido Santos, ni en la selección, con esa, su siempre gran necesidad de expresión.

Físico de SUPERATLETA, mente de GENIO, alma de GUERRERO, corazón de ARTISTA. Demasiado para un solo hombre. Hasta para una leyenda. MÁS QUE UN REY, CASI UN DIOS.
Existe, sí, una criatura así. No fue un sueño. Toda mi vida no basta para agradecerle a mi padre haberme llevado tan temprano aquella noche de verano al encuentro de aquel que será mitológico.

Y así estoy, esclavo del rey. Como el viejo Diógenes en la antigua Grecia buscando un Hombre, voy por los estadios del mundo con el farol buscando al genio. Encontré destellos en el Diego del 86, en la clase de Platini, la estética potencia de Gullit, la quirúrgica frialdad goleadora de Romario y Van Basten, la plástica precisión de Baggio, la velocidad de ese rayo llamado Caniggia, en la eficaz elegancia de Falcao, Francescoli y Zidane, la clásica sabiduría, afortunadamente no “moderna”, de Rivaldo y Riquelme y el rato de Ronaldinho. Pero es inútil. Solo lo encuentro de verdad cerrando los ojos...

Fue tanta la belleza que dejó en mi memoria, que hasta algunas veces consigue calmar un poco el enorme vacío que quedo en todo el resto de mi ser desde que se convirtió en leyenda. Estoy cerrando mis ojos. Ya no necesito el farol. Voy en busca de la verdadera luz.








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