Invitación al Bushicidio (Carlo Frabetti)
11 septiembre 2006
Una de las obras más vigorosas y menos conocidas de
Pablo Neruda es su Invitación al nixonicidio. Sobrados
motivos tenían los chilenos para pedir la cabeza del
nefasto Nixon, y su poeta nacional lo hizo en nombre
de todos.
Ahora los poetas de verdad están muertos o en el
manicomio, y los de pacotilla son paniaguados de las
mafias culturales, y se echa de menos una voz
poderosa, como la de Neruda, invitándonos épicamente
al bushicidio.
Porque si Bush se arroga la potestad de ordenar a sus sicarios de la banda terrorista CIA que asesinen a personas que ni siquiera han sido juzgadas por tribunal alguno, con mucho más motivo cabe pedir la ejecución profiláctica del presidente-padrino. Porque el tirano (o quien en un momento dado asume sus funciones) es el único criminal indudable, el único que no necesita ser juzgado, puesto que es la encarnación misma del crimen, su manifestación más
incontinente y clamorosa, su apoteosis brutal.
Pero también su apoteosis final. Las tiranías, los imperios, son enfermedades de crecimiento de las que la humanidad siempre ha salido fortalecida. Bush (y todo lo que representa) ya está muerto. La invitación al bushicidio no es, en última instancia, una llamada al odio, sino a la higiene y la compasión. (Un compañero de Pamplona lleva una camiseta en la que ha
escrito EEUUTANASIA.)
www.nodo50.org/contraelimperio
http://www.rebelion.org/internacional/frabetti291101.htm
Pablo Neruda es su Invitación al nixonicidio. Sobrados
motivos tenían los chilenos para pedir la cabeza del
nefasto Nixon, y su poeta nacional lo hizo en nombre
de todos.
Ahora los poetas de verdad están muertos o en el
manicomio, y los de pacotilla son paniaguados de las
mafias culturales, y se echa de menos una voz
poderosa, como la de Neruda, invitándonos épicamente
al bushicidio.
Porque si Bush se arroga la potestad de ordenar a sus sicarios de la banda terrorista CIA que asesinen a personas que ni siquiera han sido juzgadas por tribunal alguno, con mucho más motivo cabe pedir la ejecución profiláctica del presidente-padrino. Porque el tirano (o quien en un momento dado asume sus funciones) es el único criminal indudable, el único que no necesita ser juzgado, puesto que es la encarnación misma del crimen, su manifestación más
incontinente y clamorosa, su apoteosis brutal.
Pero también su apoteosis final. Las tiranías, los imperios, son enfermedades de crecimiento de las que la humanidad siempre ha salido fortalecida. Bush (y todo lo que representa) ya está muerto. La invitación al bushicidio no es, en última instancia, una llamada al odio, sino a la higiene y la compasión. (Un compañero de Pamplona lleva una camiseta en la que ha
escrito EEUUTANASIA.)
www.nodo50.org/contraelimperio
http://www.rebelion.org/internacional/frabetti291101.htm
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